–¿Ves cómo yo tenía razón?
–¿De que hablas?
–Nunca creíste que íbamos a estar para siempre enamorados…
–No, no lo hice; pero…
Nunca te dije que te amaría para toda la vida…
Ay, mi amor…
Nunca juraste adorarme toda la vida,
Nunca hicimos promesas como esas… conociéndome; conociéndote a tí.
Nunca pensamos que nos atraparía el amor, volubles como éramos.
Y así, paso a paso, sin decirnos una sola palabra;
poco a poco los sentimientos se deslizaron entre nuestros cuerpos felices y mezclados.
¿Cuántas palabras de amor?
Nunca hubiera pensado que te iba a querer por siempre…
Ay, mi amor…
Nunca pensamos que podríamos vivir juntos y no aburrirnos,
despertar todas las mañanas y sorprendernos de estar tan felices en la misma cama,
Deseando nada más que el banal placer de sentirnos tan bien de estar juntos.
Y así, paso a paso, sin decirnos una sola palabra;
poco a poco, nuestros sentimientos nos han atado a pesar de nosotros mismos,
nos han atado para siempre…
Sentimientos más fuertes que cualquier palabra de amor, conocida o sin conocer…
Sentimientos tan salvajes y tan fuertes; sentimientos que no hubiéramos creído posibles antes…
Nunca prometas quererme de por vida,
No hagamos ese tipo de promesas, conociéndome, conociéndote a tí.
Mantengamos la idea de que nuestro amor será corto y dulce…
–Ya lo sabremos cuando estemos muertos. En sesenta años, sabremos si estuvimos enamorados para siempre.
–Eso no es verdad; yo se que te amo… pero no estoy segura de tí…
–¡Te amo, de verdad te amo!
–Bueno, pronto lo sabré.
![]() |
No prometas amarme de por vida, no hagamos ese tipo de promesas; mantengamos la idea de que nuestro amor será corto y dulce… |
No hay comentarios:
Publicar un comentario