lunes, 4 de julio de 2011

Una carta de despedida.

Ella a veces necesitaba explicar por escrito lo que pasaba…

Fui a nuestra casa, empaqué mis cosas rápido, los dos sabíamos que ese era el fin y ella trató de no estar mientras yo guardaba mis pertenencias. Cuando terminé, vi sus cosas sin las mías, me pareció verlas por primera vez, como si me encontrara en la casa de un extraño y presté mayor atención a todo…
me había dejado una carta encima de la cama…

He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso pero no tiene porque ser una tragedia.
Si uno no dejase nunca a nada ni a nadie no tendría espacio para lo nuevo. 
Evolucionar constituye una infidelidad, a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial, una traición necesaria, se trataría de un acto optimista, esperanzador, garantizaría la fe en el futuro. 
Una afirmación de que las cosas pueden ser no solo diferentes, sino mejores. 


Adiós.