lunes, 27 de junio de 2011

Las dos memorias…

Uno quisiera regresar el tiempo atrás y corregir los errores del pasado. No se puede.  No existe ningún hubiera que nos pueda socorrer cuando cometemos equivocaciones. Bien dicen que es tan fácil arrepentirse cuando las cosas no salen como quisiéramos. Y entonces ahí es cuando aprendemos a rezarle a cualquier fuerza sobre-humana para que nos devuelva lo que perdimos. Al final, debemos entender que sólo somos humanos.

Podría dedicar semanas enteras a soñar despierta imaginándome las infinitas posibilidades de lo que hubiera podido ser… puedo crearme en la cabeza sinfín de personajes ficticios y tener no solo una, ni dos, sino muchas más memorias… bueno, aún guardo la esperanza de que al final despertemos, nos encontremos en un elevador como dos perfectos extraños y tengamos una nueva oportunidad para hacer las cosas bien.

Pero, ¿qué son las nuevas oportunidades y para qué sirven cuándo los recuerdos son tan frescos e inolvidables? Creo que de golpearse la cabeza en el punto donde la memoria se borra, solo así, con amnesia; podríamos realmente perdonar a los demás, a nosotros mismos y quizá en algún momento, sí, darnos esa nueva oportunidad.

¿Qué se hacen con estas ganas de hacer algo para que ya no quede escapatoria alguna? ¿Qué se hacen con estas ganas de destruir brutalmente todo el pasado? ¿Es qué acaso uno debe entregarse sin más a la borrachera de debilidad, cargar con el peso y hundirse en lo más profundo?

Bienaventurados aquellos que viven con la levedad como premisa; porque solo ellos son los que pueden perdonar y continuar amando. Bienaventurados los que ya aprendieron que la vida no es más que un boceto para nada.

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